¿Usas los productos y métodos correctos para lavarte el rostro? Te presentamos algunas ideas para que mejores tu rutina de limpieza facial.

Al momento de lavar tu piel, es importante no cometer errores que podrían dañarla. Una limpieza facial inapropiada puede provocar sequedad, irritación o piel grasosa, hasta brotes. Estos son algunos errores de limpieza facial que podrías estar cometiendo junto con algunos métodos sencillos que pueden marcar la diferencia en la apariencia de tu piel.

Cinco errores de limpieza facial

  1. No elegir el limpiador correcto
    La piel del rostro es delicada, así que deberás evitar productos que son muy agresivos o saturados de detergentes irritantes y desodorantes. Usa el jabón en barra para el cuerpo y busca un limpiador facial que sea compatible con tu tipo de piel. Sea que tengas la piel grasosa, seca, sensible, propensa a los brotes, o del tipo que sea, siempre habrá un limpiador disponible para ti. El limpiador correcto te ayudará a deshacerte de la suciedad, la grasa, el maquillaje y las impurezas sin afectar la barrera natural de la piel. No eliminará los aceites naturales y, como resultado, tu piel se sentirá suave e hidratada después de la limpieza.


“CitrusCleanser

  1. Usar limpiadores con ingredientes irritantes
    Lee las etiquetas de los productos para saber lo que hay y no hay en el limpiador. Evita productos con irritantes cutáneos conocidos, tales como fragancias y sulfatos. Los sulfatos pueden causar resequedad, enrojecimiento e irritación. De hecho, mucha gente es alérgica a los sulfatos y no lo sabe. Busca ingredientes suavizantes e hidratantes como la sábila, así como vitaminas antioxidantes.

  2. Limpiarse con agua caliente
    El agua tibia tiene la mejor temperatura para la piel. Las altas temperaturas pueden ocasionar efectos no deseados en la piel como daño capilar. El agua caliente puede dañar la barrera humectante de la piel al eliminar aceites protectores. Cuando esto sucede, tu piel puede ponerse reseca o tener el efecto contrario y se activa la producción de cebo, dando como resultado una piel grasosa o erupciones.

  3. Enjuagarse incorrectamente
    Si no te enjuagas bien después de aplicar el limpiador, pueden quedar restos que se acumulan en la superficie de la piel. Esta acumulación de residuos provoca que los poros se tapen y haya brotes, y tu piel se puede sentir reseca, irritada y tensa. Así que, asegúrate de dedicar el tiempo suficiente para enjuagar bien el limpiador.

  4. No humectarse
    El sérum y las cremas humectantes deben aplicarse inmediatamente después de limpiar la piel. El sérum y las cremas humectantes ayudan a restaurar la humectación tan necesaria y a mantener la piel flexible e hidratada. Aplica los productos mientras la piel aún esté húmeda. Si esperas mucho tiempo y tu piel se seca, es más difícil que esta absorba los productos humectantes. Cuando esto pasa, puedes notar que tu piel se siente grasosa o pegajosa al tacto.

  5. Consejos adicionales
  • Al momento de aplicar el limpiador, prepara tu piel humedeciéndola primero y dándole un masaje suave y de forma circular. Esto ayudará a quitar residuos de la superficie y a estimular la circulación.
  • Al momento de secar tu piel con una toalla, palmea, no frotes. No querrás tirar de la piel ya que puede ocasionar enrojecimiento e irritación.
  • Usa una toalla limpia en vez de la toalla para secarse las manos. Los gérmenes y las bacterias en la piel pueden causar estragos en tu cutis.
  • Al momento de bañarte, deja la limpieza facial al final. Así, se garantiza la eliminación de todos los restos de champú y acondicionador que puedan haberse quedado en la piel.

Por una piel saludable y joven.

Laura Chacón-Garbato, Directora de Educación y Capacitación Mundial sobre Nutrición Presidenta del Consejo Consultor de Nutrición Externa